a1Rey. 15:18, 20; 2Rey. 6:24
b1Rey. 22:31
c1Rey. 16:24; 2Rey. 6:24
d2Rey. 5:7
e1Rey. 19:2; 2Rey. 6:31
fPrv. 27:1
m2Rey. 14:8-12
n1Rey. 20:13
o2Sam. 11:1; 1Rey. 20:26
r1Rey. 20:22
s2Rey. 13:17
u1Rey. 17:18
v1Rey. 20:23
w1Rey. 20:13
x1Rey. 20:26
y1Rey. 22:25; 2Crón. 18:24
z1Rey. 20:23-26
ab1Rey. 20:31
ac1Rey. 20:3-6
ae1Rey. 15:20
af2Rey. 2:3-7
ah1Rey. 13:24
ai1Rey. 14:2
aj2Rey. 10:24
ak1Rey. 20:39
al1Rey. 21:4

1 Kings 20

Capítulo 20

Guerra contra Ben Adad

1Entonces Ben Adad, rey de Aram a, reunió todo su ejército, y tenía con él treinta y dos reyes con caballos y carros b; y subió, sitió a Samaria c y peleó contra ella. 2Envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciéndole: «Así dice Ben Adad: 3“Tu plata y tu oro son míos; míos son también tus mujeres y tus hijos más hermosos”». 4El rey de Israel le respondió: «Sea conforme a tu palabra, oh rey, señor mío; tuyo soy yo y todo lo que tengo». 5Después volvieron los mensajeros y dijeron: «Así dice Ben Adad: “Por cierto que envié a decirte: ‘Me darás tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos’. 6”Pero mañana como a esta hora te enviaré mis siervos, y registrarán tu casa y las casas de tus siervos; y todo lo que sea agradable a tus ojos lo tomarán en su mano y se lo llevarán”».

7El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: «Miren cómo este solo busca hacer daño d; pues él envió a pedirme mis mujeres, mis hijos, mi plata y mi oro, y no se los negué». 8Y todos los ancianos y todo el pueblo le dijeron: «No escuche ni consienta». 9Entonces él respondió a los mensajeros de Ben Adad: «Digan a mi señor el rey: “Haré todo lo que mandaste a tu siervo la primera vez, pero esto otro no lo puedo hacer”». Se fueron los mensajeros y le llevaron la respuesta. 10Y Ben Adad envió a decirle: «Así me hagan los dioses y aun me añadan e, si el polvo de Samaria bastará para llenar las manos de todo el pueblo que me sigue». 11Respondió el rey de Israel: «Díganle: “No se jacte f el que se pone las armas como el que se las quita”». 12Cuando Ben Adad oyó esta palabra, estaba bebiendo g con
Lit. él y.
los reyes en las tiendas, y dijo a sus siervos: «Tomen posiciones». Y tomaron posiciones contra la ciudad.

13Y un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo: «Así dice el Señor: “¿Has visto toda esta gran multitud? Hoy la entregaré en tu mano, y sabrás que Yo soy el Señor i”». 14Acab le preguntó: «¿Por medio de quién?». Y él dijo: «Así dice el Señor: “Por medio de los jóvenes de los jefes de las provincias”». Entonces Acab dijo: «¿Quién comenzará
Lit. ligará.
la batalla?». Y él respondió: «Tú».
15Entonces pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias y eran 232; después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, es decir, todos los israelitas, 7,000.

16Salieron al mediodía, mientras Ben Adad estaba bebiendo hasta emborracharse en las tiendas k junto con
Lit. él y.
los treinta y dos reyes que lo ayudaban.
17Los jóvenes de los jefes de las provincias salieron primero; y envió Ben Adad mensajeros que le avisaron, diciendo: «Han salido hombres de Samaria». 18Entonces dijo: «Si en paz han salido, préndanlos vivos; o si en guerra han salido, préndanlos vivos m». 19Salieron, pues, aquellos de la ciudad, los jóvenes de los jefes de las provincias y el ejército que los seguía. 20Y mató cada uno a su hombre; los arameos huyeron e Israel los persiguió, y Ben Adad, rey de Aram, escapó a caballo con algunos jinetes. 21El rey de Israel salió y atacó los caballos y los carros, y derrotó a los arameos causándoles gran matanza.

22Entonces el profeta se acercó al rey de Israel n, y le dijo: «Vaya, fortalézcase, y entienda bien lo que tiene que hacer; porque a la vuelta del año o el rey de Aram subirá contra usted». 23Y los siervos del rey de Aram le dijeron: «Sus dioses son dioses de los montes p, por eso fueron más fuertes que nosotros; mejor peleemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos? 24»Haga, pues, esto: quite a los reyes, cada uno de su puesto, y ponga capitanes en su lugar. 25»Aliste un ejército como el ejército que perdió, caballo por caballo y carro por carro. Entonces pelearemos contra ellos en la llanura, pues ¿no seremos más fuertes que ellos?». Él escuchó su consejo
Lit. voz.
y lo hizo así.

26A la vuelta del año r, Ben Adad alistó a los arameos y subió a Afec s para pelear contra Israel. 27Y los israelitas fueron alistados y provistos de raciones, y salieron a su encuentro. Los israelitas acamparon delante de ellos como dos rebaños pequeños de cabras pero los arameos llenaban la tierra t. 28Entonces un hombre de Dios u se acercó y habló al rey de Israel, y dijo: «Así dice el Señor: “Porque los arameos han dicho: ‘El Señor es un dios de los montes v, pero no es un dios de los valles; por tanto, entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, y sabrás que Yo soy el Señor w’”». 29Acamparon unos frente a otros por siete días. Al séptimo día comenzó la batalla, y los israelitas mataron de los arameos a 100,000 hombres de a pie en un solo día. 30Los demás huyeron a Afec x, a la ciudad, y el muro cayó sobre los 27,000 hombres que quedaban. También Ben Adad huyó y se refugió en la ciudad en un aposento interior y.

31Y sus siervos le dijeron z: «Hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes misericordiosos; le rogamos que nos deje poner cilicio en nuestros lomos aa y cuerdas sobre nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; quizás él salve su vida». 32Se ciñeron cilicio en sus lomos, pusieron cuerdas sobre sus cabezas y vinieron al rey de Israel ab, y dijeron: «Su siervo Ben Adad ac dice: “Te ruego que me perdones la vida”». Y él dijo: «¿Vive todavía? Es mi hermano». 33Y los hombres tomaron esto como señal
Lit. adivinaron.
, y tomando de él la palabra prestamente dijeron: «Tu hermano Ben Adad vive». Y él dijo: «Vayan y tráiganlo». Entonces Ben Adad salió a él, y él le hizo subir en el carro.
34Y Ben Adad ae le dijo al rey: «Devolveré las ciudades que mi padre tomó de tu padre, y te harás calles en Damasco, como mi padre hizo en Samaria. “Y yo”, dijo Acab, con este pacto te dejaré ir». Hizo, pues, pacto con él y lo dejó ir.

35Y cierto hombre de los hijos de los profetas af dijo a otro por palabra del Señor ag: «Te ruego que me hieras». Pero el hombre se negó a herirlo. 36Entonces le dijo: «Porque no has atendido a la voz del Señor, tan pronto como te apartes de mí, un león te matará ah». Y tan pronto se apartó de él, un león lo encontró y lo mató. 37Entonces halló a otro hombre y le dijo: «Te ruego que me hieras». Y el hombre le dio un golpe, hiriéndolo. 38Y el profeta se fue y esperó al rey en el camino; se había disfrazado ai con una venda sobre los ojos. 39Cuando el rey pasaba, clamó al rey y dijo: «Su siervo fue al centro de la batalla; y allí, un hombre se apartó de las filas y me trajo a uno, y me dijo: “Guarda a este hombre; si por alguna razón llega a faltar, entonces tu vida responderá por su vida aj o pagarás 34 kilos de plata”. 40»Mientras su siervo estaba ocupado aquí y allá, él desapareció». Y el rey de Israel le dijo: «Así será tu sentencia; tú mismo lo has decidido». 41Entonces él se apresuró a quitarse la venda de los ojos, y el rey de Israel lo reconoció como uno de los profetas. 42Y él le dijo: «Así dice el Señor: “Porque has dejado salir de tu mano al hombre a quien Yo había destinado a la destrucción, tu vida responderá por su vida ak y tu pueblo por su pueblo”». 43El rey de Israel se fue a su casa disgustado y molesto al, y entró en Samaria.
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